Ok, lo sé, lo tengo más que claro. Proyecto X NO ES una película hecha para el género del terror y su temática ni siquiera se acerca a ése género, pero si ustedes son padres, créanme que en algún momento de la vida todo lo que ocurre dentro de la película será parte de sus mayores pesadillas cuando sus hijos entren en la adolescencia.
¡Llegó el Lucho con el copete! |
La película fue hecho con el ya archirrepetido método de la cámara que graba todo lo que ocurre, tal como ya lo viéramos antes. Pero esta vez, no hay nada de espectros ni demonios ni brujas ni extraterrestres sólo un grupo de muchachos celebrando un cumpleaños mientras los padres del dueño de casa se van de viaje por el fin de semana. La película es 100% comedia juvenil estadounidense, tiene de todo lo que ése género exije: Alcohol, drogas, chicas lindas ligeras de ropa, escena semi-erótica, música fuerte y desorden al por mayor.
El nuevo juego de moda entre los adolescentes: El Drug-ball. Como el Baseball, pero más volao. |
Todo comienza cuando Costa (Oliver Cooper) empieza a organizar la fiesta de cumpleaños de Thomas (Thomas Mann), que cumple 17 años y desean que sea una fiesta de verdad inolvidable, ya que ellos no son chicos populares y sólo escuchan cómo los demás lo pasan genial en fiestas a las que jamás han sido invitados. Poco a poco Costa empieza a hacer correr la noticia y pronto toda la escuela sabe acerca del evento al que los padres accedieron (pero sólo con un máximo de 5 personas).
El desmadre que se comienza apenas llegan los primeros invitados (y los no invitados) es de todas maneras, la peor pesadilla que pudiese imaginar un padre que deja a su hijo solo durante un fin de semana. Que el baño quede tapado con vómitos y vaya uno a saber qué otras cosas, es lo de menos comparado con la destrucción sin sentido a la que se ve expuesta todo el vecindario durante toda la noche.
No es fiesta si no sacas tu lanzallamas. |
La película es entretenida y sorprende por lo realista que puede llegar a ser, ya que todos sabemos lo mucho que se puede ir de las manos una fiesta sin control; nadie sabe qué es lo que va a pasar después. Sabemos que no es así, pero existe un antecedente que puede hacer que esta película pudiese ser "basada en hechos reales": Durante el verano de 2009, cuando Facebook aún estaba en auge en Chile y muchos no sabíamos usarlo al 100%, una joven hizo un grupo para organizar una fiesta con sus amigos. Llegaron casi 500 personas a un barrio residencial, todos en busca de la fiesta que iba a ser "a lo más para 20 personas", según comentaba la organizadora. Cuando uno se da cuenta -como padres de futuros adolescentes- que esas cosas pueden pasar en la vida real, los pelos de la espalda se erizan como si estuvieses mirando fijamente al mismísimo Satanás
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