La Última Noche de la Humanidad

Cuando uno va al cine a ver una película, siempre va pensando que la película que verá lo entretendrá, lo sorprenderá, tendrá una buena trama -dependiendo del tipo de cine que veas- tendrá buenos efectos especiales. Pero en casos muy excepcionales uno va a ver una película que sabe que será mala (a mi me ha pasado solo en dos casos, la primera vez fue con Dragon Ball Evolution) y realmente se puede decir que uno puede llegar a disfrutar una mala película sabiendo a lo que va.

Norteamericanos en suelo Ruso, tratando
de volver a salvo a sus casas.

Tal es el caso de "La Última Noche de la Humanidad". Una película cuya trama no puede ser más rebuscada y más encima, mal llevada a cabo. Dos jóvenes norteamericanos vuelan a Moscú, Rusia, por negocios, sólo para darse cuenta que su contacto Ruso les robó la idea y ya se las ha vendido a inversores, quedándose así con millones de dólares en su bolsillo.

Sin más que hacer que tratar de pasar el mal rato, se van de juerga por la noche Moscovita, donde conocen a otras dos chicas norteamericanas que también andan de paseo por Moscú.

Sin naves, sin armas, las luces
serán tu perdición.

La noche sigue su curso hasta que las luces empiezan a fallar y las calles se oscurecen mientras, desde el cielo, bajan unas luces que consumen todo lo que tocan, desatando el caos. Nadie está libre ni existe hacia dónde escapar, ya que pueden ver la bioenergía que emana de nuestros cuerpos y son capaces de absorberla, dejándo sólo cenizas en el suelo. De ahí en más comenzará el típico escape del grupo de amigos y sobrevivientes, buscando refugio y descubriendo poco a poco distintas formas de escapar de un enemigo que es casi invisible y te destruye con sólo tocarte.

La gracia de esta película es que si bien los protagonistas son norteamericanos, no son ellos quienes salvan al mundo (a la chica sí, al mundo no), labor que queda en manos de los rusos. Una muy buena película para pasar el rato y no mucho más, obviamente tomando en cuenta que para verla hay que mentalizarse que vas a ver una pésima película en trama y argumento.